¡brindo
hermano! Hoy
por todos
los condenados
traidores,
malnacidos,
si, por
aquellos de verdades absolutas
simplemente,
de facto,
son los
dioses de realidades vanas,
desde su
arrogante Olimpo,
deseo un
cielo claro, para mi hermosa gente,
no infectos
de esta pestilencia,
que se
revuelca en sus heces,
¡glorificándose!
al salir mi
sol, ese diario y afanoso,
lo miro,
limpio y
claro,
de
frente
al final de
mi jornada,
contemplo,
cansado y
contento,
mi existir
¡si,
hermano! brindo, hoy
por todos ellos,
con sus
dobles caras/ rostros pétreos
de irónicos
triunfos
me complazco
en sus vidas,
grito mi furia,
me revelo en
sus perfidias
¡para no
reflejarme es sus espejos!
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